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Carmen Verde Arocha

El perejil en ayuno

Hay que despertar a la tierra.
Quitarle el lunar de los ojos,
para que los muertos
no se mezclen con ella.


Camino despacio.
Lentísima
sobre la arena
que lleva a la Hacienda Las Marías.


Da sed
Orar en esta calle.
Puedo oler el musgo,
las raíces podridas.
Tengo las pestañas quietas.


Permanezco
con el cuidado de no tropezar
las tumbas,
ni las hierbas,


en este andar silencioso,
como si estuviera listando piedras
o sembrando tubérculos.


El aire está pleno de huecos;


y los parásitos limpian
para que mi cuerpo
regrese sobrio a la vida.

(Amentia, 1999). Que el río responda. Antología poética. Madrid: Visor Libros, 2025.

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