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Luis Acebes

Los dominios de la esperanza

Los perfumados profetas de la autoayuda
no lo dicen, pero después de un día malo
llega otro que resulta peor.
Acudimos a la astrofísica para saber
cuándo saldrá el sol, siempre mañana,
como el que mete una moneda
en una tragaperras que el casino
hubiese colocado en el futuro.
Nadie tiene la culpa. Milton está muerto.
Bastante hizo en vida por sus paraísos.
Cuando pase, conviene abrir
un mapa del universo para buscarse
con el dedo. Esa mota no eres tú,
en todo caso el sol. Ya ves, las cosas
sobre el papel siempre engañan,
hasta las palabras de este poema
no tienen la suficiente musculatura
para gatear hacia ninguna verdad.

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